Para ganar seguidores jóvenes, otras organizaciones con mayor bagaje apelan a lo económico: «Se ha de motivar a la gente para que participe. En Cruz Roja no hace falta pagar cuotas, por lo que muchos chicos se apuntan», defiende Susana García, cooperante desde hacecinco años en la oenegé. MAR-CHA pelea con «propuestas ilusionantes e insistiendo mucho», y el hermano Adolfo Prieto confirma su éxito. A pesar de haber notado un pequeño descenso en «actividades puntuales, el interés de los jóvenes por la naturaleza y nuestro paisaje nunca desciende», abunda el religioso.
La crisis
El asunto más serio al que se encaran las asociaciones es
la crisis. Muchos de los jóvenes que antes colaboraban en asociaciones
han tenido que dejarlo por culpa del clima económico. Marcelino Sánchez,
presidente del Conseyu de la Mocedá del Principado de Asturias, culpa a
la situación actual de que «la participación juvenil haya descendido.
Las prioridades de los jóvenes han cambiado. Han perdido su puesto de
trabajo, necesitan ingresos y no les llega para pagar el alquiler». Con
semejantes apuros, la mayoría ha optado por dejar de lado el
voluntariado y la dedicación altruista para salir de su particular
crisis. Pese a este panorama, Sánchez asegura que con la recuperación
económica al horizonte «el asociacionismo juvenil recobrará su papel e
incluso aumentará a niveles cuantitativos». Si la recesión ha bajado el
número de cooperantes, también ha repercutido en las subvenciones que se
les otorga. Mérida explica que «han descendido un 20% con respecto al
año pasado, con 39.000 euros este período». A pesar de ello, añade, «la
recesión nos está ayudando a que más jóvenes se acerquen para conocer
nuestros cursos. Los cursos se llenan».
Christian Suárez, secretario general de JOVEM, recuerda
el parón que hace un par de años hirió el movimiento asociativo, y en
concreto su organización. En 2007 el Conseyu de Mocedá contaba con 41
asociaciones, a las que costaba llenar sus respectivas reuniones.
Opinión que no comparte Gerardo Antuña, concejal de juventud, que no
aprecia descenso alguno. Ambos proceden del movimiento asociativo, que
«ha de mantenerse vivo por ser una pieza imprescindible para la
sociedad», insiste el edil. Suárez, que ocupa desde hace más de tres
años su cargo, confiesa que «el descenso de los socios se debe a la
emigración laboral fuera de la región», la otra gran lacra de la
juventud asturiana. Su organización, orientada al ocio juvenil
alternativo en el concejo, cuenta con unos 110 miembros, interesados
especialmente en el programa 'La noche es tuya'.
La buena relación imperante entre los chicos de las
asociaciones incita a la distensión y las bromas. Esta complicidad
resulta especialmente llamativa en el caso de Guillermo Arias, de Nuevas
Generaciones del PP, y Lucía Fanjón, de Juventudes Socialistas. Los
jóvenes coinciden al señalar que «evidentemente todo el que se afilia a
nuestros grupos es porque comparte la ideología. No sólo se trata de una
labor de voluntariado». Fanjón, de 26 años, sostiene que JSO es una
gran opción de participación por su programación cultural con
conciertos, concursos de fotografía o de poesía. Arias, en cambio,
destaca que su partido incide más en la política, campo del que han
resaltado la temática europea, de la mano del eurodiputado Salvador
Garriga, uno de sus conferenciantes. «También desarrollamos otras
labores sociales, como el Día del Libro o la campaña de juguetes en
Navidad, donde los entregamos a los más desfavorecidos. Hacemos más que
sentarnos en mítines».