milenta nueva

En las crónicas del feminismo y en la construcción de una historia realista y equilibrada, la recuperación de figuras individuales que destaquen por su lucha a favor de la igualdad entre hombres y mujeres es fundamental. Nadie es imprescindible, pero es obvio que en todo movimiento social, político o cultural hay personas con capacidad de liderazgo, que con su fuerza y compromiso aceleran los avances y se convierten en cabezas visibles y modelos positivos para las generaciones posteriores.

En su política de becas de investigación sobre el movimiento por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el Excmo. Ayuntamiento de Gijón contempla esta labor de "arqueología feminista" como una de sus líneas maestras. Este trabajo es el resultado de una de esas becas, concedida en 2004 para la realización de un estudio sobre la figura de Rosario de Acuña (Pinto 1851- Gijón 1923), poeta, dramaturga, periodista, montañera, pensadora, masona y feminista temprana muy vinculada a Asturias, y en concreto a la ciudad de Gijón.
Rosario de Acuña fue pionera en muchos aspectos de su vida y de su obra, y a lo largo de los últimos años ha ido recobrando importancia en la historia del feminismo y en las crónicas de los lugares que la vieron vivir y trabajar. Se ha comenzado a publicar de nuevo sobre ella, y algunos libros recientes recuperan textos inéditos, conferencias y artículos de gran relevancia para entender el contexto en el que Acuña desarrolló su labor. Este volumen aporta una visión de la biografía y el trabajo impreso de Acuña desde una perspectiva de género, analizando los aspectos clave de su vida y sus obras fundamentales. Más allá de ser una conclusión, pretende ser una puerta que se abre ante los ojos de quien lo lee, para que siga habiendo quien se haga preguntas sobre esta mujer extraordinaria, que fue leída, criticada, publicada, denostada, marginada y admirada a partes iguales por sus contemporáneos/as, y que dejó para la posteridad una esperanza: "¡Feliz si allá en los siglos que vendrán, las mujeres, elevadas a compañeras de los hombres racionalistas, se acuerdan de las que, haciendo de antemano el sacrificio de sí mismas, empuñaron la bandera de su personalidad en medio de una sociedad que las considera como mercancía o botín, y defendieron con la altivez del filósofo, la abnegación del mártir, y la voluntad del héroe sus derechos de "mitad humana", dispuestas a morir antes que a renunciar a la libertad!".
Sigamos leyendo y escribiendo, pues, para esquivar el olvido.