Miércoles 13 de junio de 2011
Elena VÉLEZ
La voz de la escritora y periodista Ángeles Caso se
entrecortó ayer durante la presentación del libro del que es coautora,
«Mujeres de Ciudad Juárez y Chihuahua. Unidas contra la impunidad».
La
dureza de los asesinatos, violaciones y secuestros de miles de mujeres
en Chihuahua, México, desde 1993, hizo empezar el discurso con «un nudo
en la garganta» a Caso. Los textos de la escritora galardonada
recientemente con el premio «Planeta» acompañan las imágenes de Leticia
Huergo, una fotógrafa autodidacta que viajó el pasado año a México de la
mano del colectivo «Milenta Muyeres» para mostrar la realidad de Ciudad
Juárez. El público, mayoritariamente femenino, asistió a las siete de
la tarde al acto en la sede de la Procuradora General del Principado, en
la plaza del Riego, donde estuvo presente Marcos Cienfuegos, director
de la Agencia Asturiana de Cooperación.
Este libro es el quinto
título de la colección «El sur de los hombres», editado por la
asociación «Milenta», que busca denunciar situaciones de abuso sobre la
mujer en diferentes partes del mundo.
«La distancia entre El Paso
y Ciudad Juárez es de apenas unos kilómetros, muy similar a la que
existe entre Oviedo y Lugones, con la diferencia de que la primera es la
más segura de EE UU y en la segunda se mata todos los días a una media
de quince personas», comentó Huergo. La historia de una de las mujeres
asesinadas en diciembre, Marisela Escobedo, sobrecogió a los presentes,
ya que formó parte del proceso de creación del libro, dedicado a ella.
La vicepresidenta de «Milenta», Náyade Lamadrid, explicó el caso:
«Marisela nos ofreció su ayuda y fue nuestra guía en Chihuahua. Era
madre de una de las miles de jóvenes asesinadas y luchaba por conseguir
justicia. Al poco de volver a España para editar este libro, nos
enteramos de su muerte; le habían pegado un tiro delante del Palacio de
Gobierno después de once días de protesta. El crimen sigue impune».
Huergo
defendió el uso del término «feminicidio», aplicado al homicidio
evitable de mujeres por razones de género y que «debe empezar a usarse
para defender sus derechos».
Un largo aplauso y un llanto
contenido despidieron a las ponentes, vestidas de negro con una silueta
femenina estampada en las camisetas bajo el epígrafe «Mexicanas». «M» de
mujer, de «Milenta», de México, de Marisela.