abla con la fuerza
de quien cree firmemente lo que dice, y a pesar de las dificultades sus
palabras llegan acompañadas de una sonrisa. Mª Isabel es de Oviedo y
tiene 35 años, estudió Ciencias de la Información en Santiago de
Compostela y su devenir profesional ha transcurrido por diferentes
medios de comunicación y gabinetes de prensa. Actualmente trabaja en
Gijón como documentalista en una biblioteca especializada en temas de
mujeres y como profesora de escritura creativa.
"La presencia de mujeres en puestos de alta dirección no supera el nueve
por ciento", con este dato tan concluyente Mª Isabel sintetiza una parte
importante de su investigación que ha publicado bajo el título de "El 4º
poder. ¿Un poder de mujeres?". Este trabajo, llevado a cabo bajo la
dirección de Amelia Valcárcel es la primera parte de un proyecto más
amplio que llevará a cabo en los próximos años.
"Cuando te dedicas a investigar con perspectiva de género sabes que vas
a tener muchas más dificultades que si investigas en otra cosa. Es mucho
más fácil dedicarse a medir audiencias de radio que denunciar la
situación de las mujeres periodistas"
-Escribes sobre mujeres y feminismo. ¿Cuándo nació en ti
la inquietud por el tema de la mujer?
-Tengo que definir el feminismo porque parece que tiene muy mala
prensa en general. Yo siempre digo que cualquier mujer que tenga la
mínima inteligencia ha de ser feminista porque ser feminista supone
decir que tenemos los mismos derechos y las mismas oportunidades que los
hombres. Hay muchos errores, como por ejemplo decir que es el inverso
del machismo, que las mujeres odian a los hombres. Todas estas cosas son
mitos que se fomentan porque en realidad el feminismo es una ideología
totalmente igualitaria que ataca estructuras que privilegian a unos para
discriminar a otras, y eso hace que no sea querido.
Desde luego es una de las filosofías que más ha hecho por la libertad en
general. Sin las feministas no tendríamos derecho a elegir nuestra
sexualidad o los hijos que tenemos. Todas esas cosas que hoy nos parecen
normales las pelearon las feministas, y eso todas las mujeres deben
tenerlo en cuenta porque es a ellas a quienes se lo debemos.
Yo soy feminista desde siempre, ya de pequeña me daba cuenta que había
cosas distintas para los chicos que para las chicas, y eso que yo no
tenía hermanos varones. Lógicamente no sabía que eso era feminismo ni
tampoco lo tenía teorizado.
-Hay una emergente forma de pensamiento que habla de lo
femenino como un estado que alcanzarían tanto hombres como mujeres.
-Bueno, yo soy muy crítica, porque siempre veo muchos peligros.
Por una parte creo que el camino de la igualdad pasa porque igual que
nosotras debemos aceptar cualidades asumidas tradicionalmente como
varoniles, como pueden ser la fuerza, el carácter, la valentía, ellos
deben adquirir esas otras cualidades que tradicionalmente se consideran
como femeninas. Lo que sí habría que plantearse es qué cualidades son
femeninas y qué cualidades son masculinas. Yo creo que todo depende de
la educación, que nacemos exactamente iguales pero que desde la cuna nos
educan distinto. No creo en que haya ningún esencialismo femenino. Otra
cosa es que nos enseñen a ser de una manera determinada, entonces lo que
se logra es que seamos distintos.
Los esencialismos, las explicaciones basadas en las diferencias
biológicas pueden llevarnos -no siempre- a donde estábamos, a que las
mujeres sigan estando en una esfera distinta, siempre discriminadas.
-¿No crees entonces que existe lo femenino?
-Hombre yo creo que hay mucho mito sobre todo eso, lo eterno
femenino, esas cualidades supuestamente que sólo tenemos las mujeres
relacionadas siempre con la maternidad. En realidad la historia desde
siempre nos ha educado para ser madres y yo creo que las mujeres hoy en
día son totalmente felices si deciden no ser madres. También es verdad
que la sociedad las presiona para que lo sean. Es complicado salirse de
ese esquema porque todavía no está aceptado.
Ultimamente veo que vuelve muchísimo un mensaje conservador respecto a
la maternidad, respecto al papel de las mujeres en la familia. Lo vemos
en la televisión, en las campañas donde dicen "la familia es lo
primero". Yo me pregunto, ¿a qué llamamos familia? ¿A la señora que está
en casa mientras el señor va fuera a trabajar y ella se encarga de los
hijos sin una vida independiente? Me temo que es a eso a lo que llamamos
familia, y eso es lo que me da miedo.
-Ultimamente se ha descubierto que el cromosoma X es por
origen anterior al cromosoma Y. ¿Cómo se contempla eso en vuestro
círculo?
-Siempre decimos que los informes que manejan las
investigadoras, no sólo en género, no llegan a la opinión pública casi
nunca.
Las feministas que trabajan en ciencia hace muchos años que saben cosas
que empiezan a decirse ahora en los medios de comunicación, como los
peligros de las terapias hormonales, con unos medicamentos que
probablemente han facilitado muchísimo la vida de las mujeres pero cuyos
efectos secundarios no se han valorado bastante. E igual que eso hace
muchísimo tiempo que hay ensayos científicos de biólogas, de médicas,
que han analizado la forma en cómo se produce la concepción y saben que
es un mito lo de los espermatozoides activos y lo del óvulo quieto
esperando. Es todo lo contrario, el óvulo es activo. El mismo mito que
se aplica a las relaciones sociales se aplica también a la ciencia.
"Ultimamente
vuelve muchísimo un mensaje conservador respecto a la maternidad,
respecto al papel de las mujeres en la familia. Lo vemos en la
televisión, en las campañas donde dicen "la familia es lo primero" |
-¿Crees que las mujeres son más inteligentes que los
hombres?
-No, creo que somos iguales, otra cosa es las oportunidades que
nos den. Sí que es verdad que por la dificultad en el acceso a los
recursos lo que hay que desarrollar son estrategias, pero no creo que
seamos más inteligentes sino que la desigualdad social nos obliga a
buscar herramientas, estrategias, cualquier cosa que nos permita sortear
las dificultades.
-¿Cómo sería una prensa dirigida por mujeres?
-Puesto que antes decía que las mujeres y los hombres en
principio son iguales tampoco debo creer que porque una mujer dirija
vaya a tener una perspectiva de género, eso se puede tener o no seas
hombre o mujer. No necesariamente va a ser mejor una empresa dirigida
por mujeres, pero por justicia social deberían poder dirigirla, dada la
importancia que tienen los medios de comunicación en nuestra sociedad.
Evidentemente las mujeres observamos cosas distintas, por lo tanto creo
que por pura contemplación habría cosas que cambiarían, pero sin una
perspectiva de género seguiríamos con problemas.
El grandísimo problema que ven las investigadoras es que el modelo que
la mujer que llega arriba en cualquier estructura empresarial ha tenido
que adquirir, es el modelo masculino. De hecho si no se parece a un
hombre en la forma de dirigir, es probable que no llegue. Hay ramas del
feminismo que aseguran que las mujeres no tenemos que querer los puestos
de decisión porque ese poder masculino no nos interesa, pero yo en eso
discrepo. Las estrategias que nos exigen ahora mismo para llegar no son
exactamente las que hubiéramos elegido pero quizá cuando estemos en
puestos de decisión las podamos cambiar, desde luego en puestos de no
decisión no vamos a cambiar nada.
-¿Cómo sería un mundo dirigido por mujeres?
-Tampoco necesariamente tendría que ser mejor si no se tiene
perspectiva de género, pero probablemente sería distinto porque hay
algunas diferencias fundamentales. Por ejemplo, la historia de la
humanidad que conocemos es la de las guerras. Si miramos hacia atrás
prácticamente esos son los hitos históricos, y hay feministas que dicen
que las mujeres dan vida, saben lo que cuesta la vida y nunca tendrían
una política tan agresiva.
Yo sí creo que las mujeres aportarían esa forma distinta de mirar, no
por esencialismo, insisto en que no somos distintos de mano, pero es
evidente que las mujeres son las que más padecen las consecuencias de
las guerras, y después de haberlas sufrido en las propias carnes tienen
necesariamente que buscar siempre un consenso antes de un conflicto
bélico.
-¿Por qué los temas de mujeres no venden en prensa?
-Desde el punto de vista empresarial creo que es un error. Hay
estudios que demuestran que las mujeres son muy poco lectoras de
periódicos porque a estos les faltan una serie de elementos. Si tengo
una empresa y quiero vender más tendría que tener en cuenta a las
mujeres como público objetivo. Actualmente parece que la información de
mujeres es de mujeres y la de los hombres es universal, y mientras
tengamos el pensamiento estructurado así, consideraremos que las cosas
de mujeres son secundarias. No le damos la oportunidad de funcionar a
esa información sobre mujeres y para las mujeres porque no la llevamos a
ningún medio.
-¿Cómo visualizas tu futuro como mujer?
-Me coges mal en este momento porque hace dos meses que murió mi
marido, una circunstancia que no es habitual a mi edad, pero hay que
integrar que en la vida no son todo cosas positivas y no estamos
preparados para golpes como éste. Me gustaría seguir avanzando
académicamente. En lo personal ahora mismo no tengo expectativas. Me
gustaría ver que las cosas para las mujeres cambian, porque a veces hay
retrocesos y me da mucho miedo. El trabajo que hacen y el movimiento
asociativo de mujeres, que dejan todo por ayudar a las mujeres con
problemas, es un movimiento importante. La sociedad tiene que abrir los
ojos y agradecer lo que hace. Ese sería el mundo que me gustaría ver, un
poco más justo.
-¿Te creces ante las dificultades?
-Mis amigas me dicen que soy muy fuerte, que soy capaz de asumir
los golpes de la vida con una sonrisa, y sí que suelo mirar para
adelante. Sé que mirar para atrás no nos sirve para nada.
Me quedo con el apoyo de los que estuvieron y se fueron, y estoy segura
de que a mi marido le hubiera gustado verme sonreír, verme sacar mi
libro y no me perdonaría que me quedara en casa llorando. Eso tiene que
ser suficiente razón. Tengo la suerte de vivir en el primer mundo, puedo
tener un trabajo, amigos, puedo salir a cenar o al teatro. Si viviera en
Kenia probablemente me habrían despojado hasta de mi casa sólo por haber
perdido a mi marido. Tengo la suerte de vivir en Europa y eso ya es
mucho, porque a veces nos olvidamos de cómo está más de la mitad del
planeta, tanto hombres como mujeres. ∆